domingo, 26 de junio de 2011

La barra quiso copar la concentración pero no pudo. Hubo insultos para todos: Arano, el más repudiado.


Suspendido el partido, jugadores y cuerpo técnico salieron de la cancha por el túnel del árbitro, entran al vestuario de Pezzotta y subieron sin más escalas a la concentración, donde los esperaba Passarella. Lamela, desconsolado, era un mar de lágrimas. También Carrizo y Pavone, que entraron abrazados. Hasta ellos pretendió llegar la barra, que quiso entrar por el portón que une el acceso con el anillo y fracasó, en medio de una pelea con la Policía.

Con el plantel arriba, los Borrachos intentaron meterse por la confitería y llegaron a la puerta de la concentración. Desde adentro, los policías trabaron el acceso con una valla y la barra no entró. Con todo más calmo, los jugadores salieron en tandas. Aún los esperaban varios hinchas. A las 19.15 se lo vio a Almeyda, el único vivado por la gente. Ferrari se fue con él: “La concha de tu madre, nos mandaste a la B”, lo insultó un hincha. Arano, lejos, fue el más puteado de todos. Otro grupo salió a buscar sus autos en el estacionamiento de Figueroa Alcorta: Maidana, Ferrero, Lamela, Caruso, Pereyra, Affranchino... En silencio. Hasta que un puñado de socios los identificó y también comenzó a insultarlos. “Habría que cortarles las piernas”, les gritaron. Un horror sho

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