domingo, 26 de junio de 2011

26 de junio de 2011, el día más negro de la historia

No hubo milagro, no hubo hazaña, no hubo épica. Es increíble. Se inventaron mil teorías, se crearon rumores de todo tipo, pero nada. River jugará la próxima temporada en la B Nacional, en el primer descenso de su historia. 110 años inmaculados, hasta hoy, 26 de junio de 2011. La ventaja de dos goles no se consiguió, ni siquiera se le pudo ganar a Belgrano, ni en el Monumental, con un estadio cantando, alentando, apoyando. Y, finalmente, llorando. Se acabó. La destrucción de River llegó a su punto final.

Hubo ilusión, cuando se vio a un equipo agresivo, eléctrico, con actitud, como en el primer partido de JJ López ante Boca, como hace rato no jugaba este conjunto deprimido. Y cuando Pavone alcanzó el gol, tras el susto previo del gol anulado a Belgrano, las esperanzas de dispararon. El segundo gol no parecía una locura, al ver un equipo que, pese a no tener claridad, mostraba hambre, voluntad, coraje, ambición por no quedarse en la historia oscura del club más grande del fútbol argentino.

El segundo tiempo seguía mostrando a un equipo con adrenalina, vehemencia, tanta que se empezó a exponer demasiado, de manera peligrosa. A tanta energía, claro, le faltaba mayor inteligencia para arrasar con un rival arrinconado, al que se quiso llevar por delante con el alma y el corazón.

El golpe del gol de Belgrano debió ser la mayor tristeza que muchos hinchas han experimentado en su vida, la casi total pérdida de la ilusión. El penal fallado por Pavone fue la sentencia final, a falta de casi 15 minutos para el final. Quedó esperar que algún pelotazo salvador pudiera terminar en la red.

A los 43 minutos el partido no pudo continuar por la furia de la gente. Los jugadores se quedaron llorando en el círculo central. Pezzotta, de desastroso arbitraje, decretó el final del partido, el ascenso de Belgrano, el descenso de River. La muerte de River, por decirlo de alguna manera. No hay más agonía, sólo dolor. 26 de junio de 2011, el día más negro de la historia está escrito. No hay nada más que angustia y lágrimas.

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